La democracia representativa afronta un momento delicado en Panamá, la desconexión entre el pueblo y sus autoridades podría convertirse en elemento desencadenante de una explosión social debido al descontento popular, fortalecido con la desigualdad creciente en el país.
La crisis de representatividad que enfrenta Panamá ha sido calificada por distintos sectores como uno de los peores momentos históricos que ha atravesado el país en materia democrática, mientras el tiempo se aproxima camino a la contienda electoral de 2019, la ciudadanía ve esfumar su esperanza de un gobierno que acoja con precisión sus reclamaciones.
Los partidos políticos locales han desarrollado un enfoque dirigido a la atracción de masas, más que a la propagación de ideologías políticas, que a pesar de no ser percibidas por las mayorías votantes, están claramente establecidas y giran en torno a un bienestar económico, que en el caso panameño, no ha sido igual para todos sus pobladores.
La figura de la libre postulación fue impulsada por panameños independientes con el objetivo de estimular una mayor participación popular, sin embargo las últimas reformas al Código Electoral mantienen aspectos que aún favorecen a las élites partidistas.
El contexto actual ha llevado a muchos panameños a manifestar la semejanza en el deterioro social y político evidenciado durante la década de los años 60’s, originando un golpe de Estado militar, que tras 21 años de extensión terminó con la invasión militar de EE.UU. en 1989.
John Alonso, Ciudad de Panamá.
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